Compañia trampaalojo

La compañía “Trampaalojo” se generó a partir de los seminarios de Danza Butoh que Rhea Volij comenzó a dictar en la ciudad de Córdoba hacia fines de 1997. excepto los muertos “Después de algunas experiencias como solista, Rhea Volij creó, junto con los bailarines cordobeses Isabel Pinczinger y Marcelo Comandú, una pieza llamada “Excepto los Muertos”.

La idea general de la obra consiste en un número de relaciones posibles entre dos individuos que en ciertos momentos son, más definidamente, un hombre y una mujer. Las marcas grotescas del butoh, alejadas del canon de belleza convencional, adquieren sin embargo una peculiar, intensa y económica belleza en estos cuerpos que se buscan, se rehuyen y se hostigan. Una dimensión especialmente atractiva de “Excepto los Muertos” es la organización del espacio.

Volij y los intérpretes –y también coautores- elaboraron recorridos y trayectorias espaciales, confiriéndoles una real entidad expresiva.” (Laura Falcoff; Clarín Espectáculos)

intérpretes Isabel Piczinger. Marcelo Comandú. escenografía Fabiana Flores

dirección Rhea Volij

críticas:
“Muy bueno” (Laura Falcoff; Clarín) cielo sin piel Cielo sin piel la fragilidad del apego la fragilidad del desapego cuando la boca del cielo y la boca de la tierra se abren… “Pinczinger explicó, que es preciso silenciar el cuerpo, “silenciarlo, para poder danzar desde otro lugar más universal y más interior. Bailar desde el Butoh es bailar desde estados interiores del cuerpo”. Y con esta premisa, con la dirección de hea Volij, que desde hace casi cinco años viene de Buenos Aires a Córdoba, para enseñar esta “nueva” forma de la danza, Comandú tomó en sus manos la creación de Cielo sin Piel, para lo cuál se basó en el mito de Icaro. La primra sensación como espectador es la de estar frente a un universo absolutamente desconocido, con códigos de movimiento que no remiten a las formas más tradicionales de la danza. La incertidumbre se torna en éxtasis, porque si el trabajo físico es desbordante, el corazón puesto en el escenario por parte de los artistas es inconmensurable. La lucha interna y física del hombre, que necesita despegar de la tierra para llegar al cielo, que a su vez lo expulsa, haciendo añicos sus ansias, provoca esa sensación de no pertenencia a ningún ámbito. A lavez, la tierra promueve ese juego perverso de impulsar la partida, sabiendo de antemano que el resultado será el fracaso.

Sin embargo, Comandú le encuentra la veta positiva al fatal desenlace. Porque aún en la oscuridad del fracaso, de la pérdida absoluta de todos los sueños, el hombre intenta montar su humanidad. Aunque el despliegue físico no sigue necesariamente, los temas elegidos para la puesta en escena, son subyugantes y el juego de luces y oscuridad, crean el clima adecuado. No hay programa de mano, la reminiscencia al mito de Icaro, Comandú la manifestó en el encuentro de coreógrafos antes mencionado. No saber de qué se trata, implica el desafío para el espectador de dejarse llevar por sensaciones muy intensas que se trasladan desde el interior del cuerpo del intérprete hasta el público. Saber en qué se estaba basando “Cielo sin Piel” permite un disfrute desde otro lado, ni más ni menos interesante que el anterior, tal vez necesario para quienes por primera vez experimentan esta forma de arte. Aproximarse al butoh es permitirse el goce total de la intimidad del movimiento. Allí se acallan todos los ruidos cotidianos, y se eescucha sólo el mensaje vital y urgente del alma humana.” (Luisa Heredia; La Voz del Interior, Córdoba) intérpretes Isabel Piczinger. Marcelo Comandú. dirección Rhea Volij críticas “Para quienes deseen tener un encuentro diferente con la danza. Una virtud: la excelencia de los intérpretes. Un pecado: no tiene.” (Luisa Heredia; La Voz del Interior, Córdoba)